lunes, 27 de abril de 2009

Actividad número 5

Vuelve a leer la oración.Haz de mí el instrumento de paz:
¿Qué es lo que más te llamo la atanción?¿por qué?:
*Que de las cosas malas siempre se puede sacar algo bueno, porque de el odio se puede sacar el perdón, porque siempre ha de haber algo bueno en las cosas tristes

¿Qué relación tiene con las bieventuranzas? razona tu respuesta:
*porque los rasgos de las bienaventuranzas son: la felicidad,la noticia de jesús..ect y en este poema habla sobre todo esto.


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miércoles, 1 de abril de 2009

TrEs AcOnTeCiMiEnToS iMpOrTaNtEs

Recientemente hemos vivido tres acontecimientos importantes para la Iglesia universal. El primero es la conmemoración y celebración de 25 años del ministerio de Juan Pablo II como Sucesor del Apóstol Pedro, obispo de Roma; el segundo, la beatificación de la Madre Teresa; y, finalmente, el Consistorio en el que han sido creados nuevos cardenales: treinta y uno. Uno de ellos in pectore

El mismo Juan Pablo II ha resumido su mensaje, el mensaje de la Iglesia universal, en su emocionante homilía del 16 de octubre, fecha en la que se conmemoraba el 25 aniversario de su elección. El Papa habló de lo que sintió cuando se supo llamado a seguir al Señor, diciéndole sí, como se lo dijo san Pedro. Hizo referencia a lo que él sintió en aquel momento. Dijo que su diálogo con Cristo no había sido interrumpido en estos veinticinco años.
Yo creo que esa historia personal se descubrió hondamente en esta homilía, donde desveló el punto clave de su pontificado: «Abrid las puertas a Cristo, no tengáis miedo; volved a colocar en el centro de toda la actividad de la Iglesia, de forma cada vez más expresa, más explícita, más plena y más comprometida a Cristo Señor. Decid que sí conmigo: sí a la fe, sí a la esperanza y, sobre todo, sí al amor». A eso dedicó y dedica toda su vida Juan Pablo II; de eso ha vivido y sigue viviendo su pontificado, y eso lo explica todo.
El Papa aludió también, en su homilía, a su relación personal con la Madre Teresa de Calcuta, a la impresión que le daba encontrarse ante una cristiana que vivía su fe y su caridad heróicamente. Y en la raíz del hecho de vivir esa forma de ser cristiana plenamente, estaba su amor a Cristo y su amor a los más pobres de entre los pobres. La Madre Teresa encarnó la categoría c
Un momento de la Misa de beatificación
de la Madre Teresa de Calcuta La voz del cardenal arzobispo
Tres acontecimientos importantes


Recientemente hemos vivido tres acontecimientos importantes para la Iglesia universal. El primero es la conmemoración y celebración de 25 años del ministerio de Juan Pablo II como Sucesor del Apóstol Pedro, obispo de Roma; el segundo, la beatificación de la Madre Teresa; y, finalmente, el Consistorio en el que han sido creados nuevos cardenales: treinta y uno. Uno de ellos in pectore

El mismo Juan Pablo II ha resumido su mensaje, el mensaje de la Iglesia universal, en su emocionante homilía del 16 de octubre, fecha en la que se conmemoraba el 25 aniversario de su elección. El Papa habló de lo que sintió cuando se supo llamado a seguir al Señor, diciéndole sí, como se lo dijo san Pedro. Hizo referencia a lo que él sintió en aquel momento. Dijo que su diálogo con Cristo no había sido interrumpido en estos veinticinco años.
Yo creo que esa historia personal se descubrió hondamente en esta homilía, donde desveló el punto clave de su pontificado: «Abrid las puertas a Cristo, no tengáis miedo; volved a colocar en el centro de toda la actividad de la Iglesia, de forma cada vez más expresa, más explícita, más plena y más comprometida a Cristo Señor. Decid que sí conmigo: sí a la fe, sí a la esperanza y, sobre todo, sí al amor». A eso dedicó y dedica toda su vida Juan Pablo II; de eso ha vivido y sigue viviendo su pontificado, y eso lo explica todo.
El Papa aludió también, en su homilía, a su relación personal con la Madre Teresa de Calcuta, a la impresión que le daba encontrarse ante una cristiana que vivía su fe y su caridad heróicamente. Y en la raíz del hecho de vivir esa forma de ser cristiana plenamente, estaba su amor a Cristo y su amor a los más pobres de entre los pobres. La Madre Teresa encarnó la categoría cristiana central de una manera muy apropiada a nuestro tiempo, transparente para el valor salvador del hombre que lleva consigo el seguimiento de Cristo.
Muy difícilmente encontraríamos un modelo para los cristianos de nuestro tiempo, y un modelo para los que se quieran comprometer con el Señor, en este tiempo, como la Madre Teresa de Calcuta: humilde, sencilla, convertida también, de algún modo, en su biografía personal de consagrada, volcada en el hombre y pendiente de nuestro tiempo de una forma directa, inmediata