miércoles, 18 de marzo de 2009

¿porque dios murio por nosotros?

Con el final del primer siglo de la era cristiana y la muerte de Juan -el último de los testigos íntimos del ministerio de Cristo- comenzaron a aflorar cuestiones que hasta entonces se habían dado por sentadas: ¿Quién fue Jesús? ¿Por qué vino? ¿Por qué murió?
Las respuestas a tales cuestiones vinieron a través de una sucesión de metáforas existentes en las Escrituras: el Cordero sacrificial de Dios que quita los pecados del mundo; el Rey de reyes Conquistador; la Luz del mundo. Se vio entonces a Jesús como al Hijo de Dios -un Libertador cósmico, un emisario del cielo. Pero se lo vio también como al Hijo del hombre, identificándose con nosotros.
Una de las imágenes más explicativas yace en la idea de rescate. Dice Jesús: "Como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos" Y haciéndose eco de él, Pedro afirma: "Pues ya sabéis que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir la cual recibisteis de vuestros padres no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 Ped. 1:18 y 19).
La idea de rescate era conocida en el mundo antiguo. El término hacía referencia a algún objeto de valor, empleado para recuperar algo de la casa de empeños. Se refería también a la compra de la libertad por parte de un esclavo. Desde luego, los antiguos conocían demasiado bien la práctica de pagar un rescate para la liberación de un secuestrado o prisionero de guerra. De ahí el comentario de Pablo: "Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres"

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